Los obispos españoles están a favor del anciano, del débil y del enfermo y, por lo tanto, contra la ley de eutanasia cuyo trámite ha aprobado el Congreso de los Diputados. Eliminar el sufrimiento y no eliminar al que sufre es la clave.
El portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, explicó que una ley de eutanasia abre la puerta a un “corredor de la muerte” y a la creación de “derechos de laboratorio”.
Ha precisado que los obispos defienden el principio de “no matarás”. Esto es “puesto en cuestión” por esta iniciativa legislativa que pone “baremos de calidad de vida” y lleva a unos “derroteros subjetivistas muy peligrosos”.
“No podemos hacer corredores de la muerte. Ya tenemos bastantes y esperamos que desaparezcan“, ha subrayado en la rueda de prensa del 28 de junio. Ha manifestado que morir “no es un derecho” y “no se pueden ir haciendo derechos de laboratorio que no nazcan de la dignidad y la naturaleza humana”.
Ha calificado de “llamativo” que se quiera “imponer” esta ley de eutanasia “cuando no se ha legislado sobre la instauración de los cuidados paliativos” que “son demandados ampliamente por la sociedad y los profesionales sanitarios”. Por ello, ha sugerido que todas las familias con miembros enfermos o ancianos, ambulatorios y centros hospitalarios tengan acceso a “una medicina de cuidados paliativos”.
También ha reclamado que se invierta en el acompañamiento a los familiares que cuidan y acompañan. “Estas son las respuestas de una sociedad éticamente sana y con un sentido de la dignidad, no por el atajo de la muerte como el que se quiere instaurar con la eutanasia”.